Ayer me encontré con un amigo, un hombre de Dios y un hombre muy adinerado; al verme desde lejos me saludo muy efusivamente, yo me acerque y correspondí su saludo de forma cordial, como sé que maneja muchos negocios le pregunte: Hermano Elkin ¿Como van sus negocios? Soltó una carcajada, de esas que lo distinguen y me respondió: Dirás los negocios del Señor, yo simplemente soy el administrador; hacen veinte años que le administro a Dios y desde entonces vivo relajado. Después de estrechar mi mano me dijo en voz baja, el día que me vaya con el Señor, nada me voy a llevar, ni la camioneta, ni las casas, ni las fincas; solo la satisfacción de haber sido fiel a Dios. Luego con una sonrisa de oreja a oreja me dijo “pero ha bueno que la he pasado”.
¿Cuál ha sido el secreto para que Elkin, sea un hombre así, feliz, lleno de vida y muy bendecido?
Me siento avergonzado por lo que voy a decir, pero quisiera ser como él, no preocuparme por los recibos que llegan mes a mes, levantarme todas las mañanas sabiendo que Dios va a proveer para mis necesidades, pagar mis diezmos y mis ofrendas con la seguridad que ese dinero no me va a hacer falta, para pagar la cuota de la universidad o la cuota del carro. Pero sé que a veces los pensamientos de temor y desconfianza no nos dejan serle fieles a Dios.
Hay un versículo de la Palabra de Dios que dice: “La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella”. Proverbios 10:22; esa es la bendición de la que goza mi amigo Elkin.
En los últimos años, han surgido mega iglesias cuya doctrina principal es la teología de la prosperidad; es una doctrina atractiva para todas aquellas personas que saben lo que es estar sin un peso en el bolsillo y necesidades por satisfacer, pero también una peligrosa trampa que desvía nuestra mirada del dador de la vida y la bendición, nuestro señor Jesucristo; para posarla solamente en la bendición, bendición que al fin de cuentas es prestada; pero el que permanece para siempre se llama señor Jesucristo.
También se han levantado doctrinas, que niegan la legalidad de los diezmos y las ofrendas; dicen ellos que estos conceptos hacen parte del antiguo pacto y que liberados por Cristo ya no estamos obligados a cumplirlo sobre todo en la parte que tiene que ver con el bendito dinero.
Personalmente, no quiero entrar en polémicas sobre este asunto; pero en mis más de veinte años de vida cristiana puedo decir con toda confianza, que a nuestro Dios, le agrada que seamos generosos “·Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre”. 2 corintios 9:7; También dice en el libro de Proverbios 11:24 “Hay quienes reparten, y les es añadido más;
Y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza” siempre me han sorprendido las matemáticas de Dios; el generoso siempre tiene para dar.
Y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza” siempre me han sorprendido las matemáticas de Dios; el generoso siempre tiene para dar.
Sé que muchas veces decimos, soy una persona de fe, confió plenamente en el Señor; todo lo que tengo y lo que soy se lo debo a Dios; pero, cuando retenemos los diezmos y las ofrendas, con nuestro acto, ¿no estamos diciendo todo lo contrario?
También se que muchas veces presumimos de ser los mejores para evangelizar, los mejores para predicar frente a una multitud, los mejores adoradores y cantantes del Señor, pero; ¿somos generosos? ¿Hacemos cuentas justas y correctas cuando separamos nuestros diezmos para Dios?
No quiero ser alarmista, pero la razón de tanta mediocridad y miseria, en muchas de nuestras iglesias radica en eso; si las familias no aprenden a diezmar y ofrendar (para mí es un acto de aprendizaje hasta que se convierta en un habito) siempre estaremos agonizando en necesidades y ruina; pero si los padres son generosos, traen sus diezmos al altar y hacen pactos con Dios y los cumplen, entonces los hijos también aprenderán del ejemplo y así una generación bendecirá a la nueva generación.
Me contaba Elkin en una ocasión, que aunque es Colombiano, prácticamente a vivido todo el tiempo en los Estados Unidos, exactamente en California y dice él, que la mentalidad del americano es heredada de los primeros colonizadores ingleses que llegaron al País; estos hombres eran cristianos protestantes y su concepto personal era “todo es de Dios, lo que tengo él me lo prestó” y así educaron a sus hijos, y se trasmitió de generación a generación. Cuando tenía quince años, Elkin; viajo por primera vez a Estados Unidos y allí adquirió “la mentalidad del americano original” por eso él no se preocupa, si la gasolina baja o sube, dice él “que se preocupe Dios”.
Mientras escribía estas líneas, pensaba en mi propia vida; durante muchos años he sido, discípulo de Cristo, cuantos milagros, cuantas sanidades; cuantos testimonios he vivido y he escuchado; he visto la mano de Dios haciendo lo imposible, posible en mi vida; sin embargo, algunas veces he dudado de la provisión de Dios y otras muchas he retenido mis diezmos y mis ofrendas por eso públicamente le pido perdón y recuerdo con nostalgia aquel hermoso versículo que dice: “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”. Malaquías 3:10.
Si te identificas conmigo en esta reflexión, te animo a que seas fiel a Dios y pronto muy pronto empezaras a ver los resultados, siembra un grano de maíz y cosecharas abundantes mazorcas.
Bendiciones.
Wal- Bor
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