No sé cuantos han vivido o han tenido la experiencia de sentir que la bendición se va; aparentemente, todo está bien, tenemos las mejores relaciones interpersonales, tenemos un buen trabajo y excelente remuneración, todos quieren estar a nuestro lado y nos sobran las invitaciones a comer y a salir de paseo ( con los gastos pagos por supuesto); tenemos comunión con Dios y se respira un aire de paz y tranquilidad en nuestra vida, parece que flotáramos en un mar de blanca espuma donde nada nos puede tocar; nos levantamos en la mañana y decimos ¡Gracias Dios! Mientras nos sirven un rico y apetitoso desayuno.
Pero de un momento a otro las cosas empiezan a cambiar; dejamos de ser los consentidos, los simpáticos para convertirnos en los “antipáticos”; a nuestro jefe, ya no le parecemos el vendedor o el empleado estrella, las deudas empiezan a crecer y el sueldo empieza a volverse mágico, un par de movimientos y desaparece de nuestras manos, el mar de blanca espuma, se vuelve un pantano cenagoso que ensucia nuestras blancas vestiduras cada vez mas.
Es entonces cuando empezamos a mirar al cielo primero de reojo y luego abiertamente y le preguntamos al altísimo:
¡Que pasa Dios, si yo soy tu hijo?
¡No permitas que quede yo avergonzado delante de mis amigos!
(Por que hoy en día nos preocupamos más de los amigos que de los enemigos)
Y recordamos que la Biblia tiene un amplio arsenal de versículos bíblicos que hablan sobre la abundancia y la prosperidad y empezamos a leerlos y recitarlos: mientras pensamos “Dios no puede mentir, lo dice su palabra y tiene que cumplir”
Pero las cosas siguen empeorando aun más….
Es entonces cuando recurrimos a las “amenazas” y a las “pataletas” (nos parecemos tanto a los niños mal educados en los supermercados. Oh Dios, solo nos falta tirarnos al piso y dormirnos llorando; aunque algunos lo hacen)
Amenazamos a Dios con frases como “si esta situación sigue así, no diezmo mas” “lo mejor es que deje de ir a la iglesia… hasta que mi situación se arregle” “¿por qué a fulano de tal si le bendices y a mí no?”…
Y seguimos en la misma situación o peor…
Entonces entramos en la última etapa de nuestro desconsuelo por que la bendición se fue, entramos en la etapa de la aceptación y la resignación “ si Dios me tiene así, gloria a Dios” Señor gracias por mi situación, mientras gruesas gotas de lagrimas surcan nuestras mejillas.
Seguimos reclamándole al señor, pero ya en un tono más conciliatorio:
Señor porque a mí, si yo soy un buen diezmador; el Señor te dice: “Diezmar no es una gracia, diezmar es tu obligación”
Señor yo soy generoso… Dios te dice, “eres generoso con tu plata o con la mía”
Pero he aquí amigo y hermano, basta de compadecerse, de echarle las culpas a Dios de su situación, basta de lagrimas de autocompasión, lávese la cara con agua y jabón, colóquese las gafas y busque en la Palabra, que allí está la solución a su problema.
Si, la bendición se fue, es cierto, pero el único culpable es usted, no es su familia, no es su Pastor, no es su iglesia, es usted, usted es el único culpable de lo que le está pasando y de estar en el sitio, en que ahora se encuentra.
Si, la bendición se fue, pero afortunadamente el Espíritu Santo aun está contigo para guiarte por la senda del bien y llevarte a un lugar seguro.
Veamos ahora, las razones por la que la bendición se fue:
Hay un libro muy antiguo y corto a la vez; pero que se aplica tan bien, a nuestra realidad actual, que parece, que un escritor famoso, lo hubiera escrito ayer. Estoy seguro que si dijeran ese libro lo escribió Carlos Cuauhtemoc Sáchez , Jorge Bucay, Coelho, Deepak Chopra , Osho, Robert Fisher, en menos de tres días estaría agotado en las librerías y los primeros en comprarlo serian los cristianos evangélicos; pero como es un libro bíblico y esta por allá perdido en nuestra mente de aquellas épocas cuando leímos la biblia completa por primera vez, (si es que alguna vez la leímos), nos parece desactualizado pero cuan grandes son las cosas que Dios nos quiere decir hoy.
Vamos al libro de Hageo.
Hageo 1:2-4 “Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada. Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta?”
¿Qué era lo que el pueblo decía?
Primera razón por la que la bendición se fue:
Lo mío, se volvió más importante que lo de Dios.
Hace rato, que muchos dejamos de pensar en la casa de Dios, y no me refiero al templo ( ya el Pastor ha hablado bastante sobre ese tema) me refiero a otras cosas más intangibles como la adoración, llevar el mensaje, orar por los enfermos, ser generosos, condolerse de los afligidos, amarnos los unos a los otros, honrar al señor con nuestros bienes.
Estamos demasiado ocupados en nuestras cosas, nuestros estudios, la oficina, el trabajo, el email, el chat, nuestros hijos, nuestra pareja, nuestro carro…. Hermano, ¿por qué no vino el domingo al templo? ¡Ay hermano, es que pobrecito… el carrito… llevaba una semana sin lavarlo! ¿Y el sábado hermano?, ahhh no hermano, el partido del Junior era imperdible, ¿y el miércoles?
ahhh no, ese día si lo aproveche con mis hijos, jugamos en el play… el ultimo juego…ese… la saga ¡Nos divertimos! …
Nuestra agenda está completamente llena de actividades durante todo el día, de cuatro de la mañana a once de la noche, estamos completamente ocupados, eso sí, siempre habrá campito para la novela de moda y la última película anunciada… para ir con la familia ¡porque la familia no se puede descuidar!
Muchos cristianos, llegan al templo; tienen potencial, son preparados, son profesionales, tienen talento, pero nunca hacen nada por la obra de Dios, no se comprometen en nada, siempre están ocupados, están comprometidos con sus carreras, con sus familias; sus propios intereses los levantan y los acuestan y cada día están más cansados y más hastiados de la vida.
Venir al templo se ha convertido en una obligación social, más que espiritual; ya quisiéramos que el pastor nos enviara la enseñanza por email o mejor aún, que emitieran el programa por internet para verlo cómodamente en el plasma, reclinados en el mullido sofá de la sala.
Ahora, ¿estoy diciendo que eso sea malo? No, no es malo, no es fornicación, no es adulterio, no es blasfemia, es simplemente, que lo mío se volvió más importante que lo de Dios y Dios es muy claro en su palabra y lo declara en sus mandamientos “amaras al Señor tu Dios sobre todas las cosas”
Entonces, como estamos tan ocupados en nuestras cosas y no tenemos tiempo para reedificar la casa de Dios, entonces Dios dice:
“Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto.” Hageo 1:5-6
¿Que será lo que pasa?
Lo que pasa es que cuando lo mío se vuelve más importante que lo de Dios, por más que nos esforcemos, siempre estaremos insatisfechos, estaremos intranquilos y sobrecogidos de temor por que confiamos en nuestras propias fuerzas y no en Dios, y sabemos en lo más profundo de nuestro corazón que nuestras fuerzas jamás serán suficientes.
¿Que será lo que pasa?
Pues se ha cortado el chorro de la bendición, poco a poco las cosas van cambiando en nuestra vida, cada día tendremos más tiempo disponible… pero tampoco abra dinero y nos tocara quedarnos en nuestras casas artesonadas a esperar que los acreedores vengan y se lleven todo lo que tanto cuidamos.
Segunda razón por la que la bendición se fue:
Nos quedamos mirando la gloria pasada.
Esta es quizás, el más grande error, que están cometiendo grandes hombres de Dios, en los tiempos modernos; se esforzaron, clamaron a Dios y el los escucho; cumplió su palabra en ellos, y se convirtieron en hombres usados por Dios en sanidades, milagros y predicación de la Palabra, con denuedo y gran sabiduría; pensaron que ya habían alcanzado la meta y se relajaron; ya tenían
el poder, ya no era necesario ayunar, ya no era necesario estar a solas con Dios, porque ahora, ya eran, “los obispos, los apóstoles, los señores pastores”; se quedaron viendo la gloria pasada y se olvidaron que hay que renovarse cada mañana y que la comunión intima con Dios se mantiene en el diario vivir.
Hay una noticia, que en los últimos días, ha causado gran conmoción en el pueblo cristiano evangélico trata sobre” la Catedral de Cristal”. La catedral de cristal, es un icono en los estados unidos; es un templo hermoso, todo en cristal; 12.000 cubos de fino cristal fueron necesarios para construirlo y en su interior además de tener, todo lo que tienen las mega iglesias, como corales, pantallas gigantes, transmisiones de TV para todo el país, tiene el órgano (piano) más grande y más hermoso del mundo. Este templo fue concebido hace mas de 55 años por el Pastor Robert H. Schuller; quien durante más de 30 años desarrollo un ministerio prospero y bendecido (época dorada) luego le entrego el ministerio a sus hijos…. Quienes se quedaron viendo la “gloria del pasado” y empezaron a desviarse del camino que Dios les había trazado…. Hoy febrero del 2012 el templo es rematado, vendido a una comunidad católica de la zona, dejando a la comunidad cristiana evangélica que allí se congrega, sumida en la tristeza y el dolor. Este es el resultado cuando nos quedamos viendo la gloria del pasado y perdemos la comunión con el Dios de la vida. Pudo haber sido peor, habría podido comprarlo una casa de apuestas, un consorcio hotelero, o el gobierno…. Pero quedo en manos de unos “hermanos cristianos” quienes han dicho que solo le cambiaran “el nombre”.
Miremos lo que dice la Palabra en el libro de Hageo:
“¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su gloria primera, y cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?
Pues ahora, Zorobabel, esfuérzate, dice Jehová; esfuérzate también, Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote; y cobrad ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y trabajad; porque yo estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos.” Hageo 2:3-4
Muchos de los que estaban allí, reedificando el templo, habían conocido el templo en la época de Salomón, era un templo hermoso y lleno de la gloria de Dios y estaban desanimados pensando que jamás superarían las expectativas del antiguo templo ¡para que esforzarse si jamás llegarían a superar la gloria del antiguo templo! Pero el Señor les dice que se esfuercen y tengan animo, porque… “La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.” Hageo 2:9
La bendición se fue porque nos quedamos mirando la gloria del pasado….”ayyy como era la iglesia de divina cuando estaba el pastor fulano de tal”; “ cuanto cantaba la hermana difunta, los ángeles cantaban con ella”; “cuando yo era el líder de jóvenes, esas cosas no pasaban”; cuando yo era, cuando yo venía, cuando yo traía… es la gloria del pasado… si muy lindo todo… pero hay que dejarlo atrás, Jesucristo es el mismo ayer , hoy y por los siglos y no cambiara… ¡eso es lo que importa!
Tercera y última razón por la que la bendición se fue:
Nos dejamos contaminar de la corrupción.
Miremos lo que nos dice, nuestro libro de estudio, Hageo:
“Si alguno llevare carne santificada en la falda de su ropa, y con el vuelo de ella tocare pan, o vianda, o vino, o aceite, o cualquier otra comida, ¿será santificada? Y respondieron los sacerdotes y dijeron: No. Y dijo Hageo: Si un inmundo a causa de cuerpo muerto tocare alguna cosa de estas, ¿será inmunda? Y respondieron los sacerdotes, y dijeron: Inmunda será.” Hageo 2:12-13.
No sé, cuando fue el día, que nos levantamos pensando que porque escuchábamos y veíamos “enlace” todo el día, éramos mas santos que el hermano que ni radio tenia, en qué momento se nos ocurrió pensar que por que estábamos en el ministerio de alabanza, o en el de comunicaciones, o en la EBI, o en la EFI, o éramos de la directiva, teníamos la sartén por el mango y éramos los “escogidos”; hay un dicho muy popular por allí que dice: “el vestido no hace al monje”; por un instante se nos paso por la cabeza, que la santidad la podríamos comprar con generosidad, con buenas obras, con abrazos y sonrisas…. No y mil veces no; estas cosas son resultado, son efectos de vivir una vida de comunión con Dios. Estar alrededor, en medio o junto a cosas santas, no te transfiere santidad a ti. La santidad no es transferible. Pero analizando el pasaje ¡cosa curiosa! ¡La inmundicia, la corrupción, la contaminación si es transferible!
La bendición se va, cuando nos dejamos contaminar, cuando empezamos a mezclarnos en cosas que no le agradan al Señor, cuando la tibieza espiritual nos dice: ve a la iglesia, escucha al grupo de alabanza ¡qué bonito cantan! Pero no aplaudas eso es de comunas, escucha la prédica (conferencia, para los mas pupys) pero ojo con hacer el oso, cuando inviten a pasar al frente, deja que pasen los de siempre, no te comprometas con nada, deja que el pastor se las ingenie, para eso se le paga ¿no?
Quiero decirles, que el libro de Hageo fue escrito en la misma época que fueron escritos los libros de Nehemías y Esdras; quienes a su vez fueron contemporáneos de Hageo.
Y dice Esdras que mientras se reconstruía el templo; la casa de Dios; el pueblo que vino con ellos desde la cautividad; empezó a mezclarse con la gente de aquella región, gente abominable que no conocía a Dios; pero dejemos que sea el mismo Esdras quien nos cuente la situación:
“Acabadas estas cosas, los príncipes vinieron a mí, diciendo: El pueblo de Israel y los sacerdotes y levitas no se han separado de los pueblos de las tierras, de los cananeos, heteos, ferezeos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos, y hacen conforme a sus abominaciones. Porque han tomado de las hijas de ellos para sí y para sus hijos, y el linaje santo ha sido mezclado con los pueblos de las tierras; y la mano de los príncipes y de los gobernadores ha sido la primera en cometer este pecado.” Esdras 9:1-2 .
Tremendo hermanos y amigos, el toque de la muerte y de la maldición andaba rondando por allí; que es lo que le pasa al pueblo de Dios, siempre buscándose problemas; pareciera que el juego que más les gusta es el del yo-yo; el sube y baja del diario vivir.
Bueno, me imagino que a estas alturas de la enseñanza, ustedes están como yo, que si nos preguntan: ¿Por cuál razón, fue que perdiste la Bendición?
1- Lo mío. Se volvió más importante que lo de Dios.
2- Nos quedamos mirando la gloria pasada.
3- Nos dejamos contaminar de la corrupción.
Casi que podría responder: Todas las anteriores Maestro.
Pero. Aun mas importante, que saber la situación en la que nos encontramos, es más importante saber, ¿qué hacer para que la bendición vuelva?, ¿cómo conservarla? ¿ qué hacer para que nunca se vaya?
Bueno les animo; los tratos con Dios, siempre son básicos y sencillos; no requieren de notarios, de jueces, de minutas ni de abogados… una palabra de fe, le basta al Señor para creer en ti.
1- Es necesario pedirle perdón al señor, porque le hemos fallado.
2- Buscar primeramente el reino de Dios y su justicia
3- Anclarnos en el presente, La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera. …
4- La contaminación solo trae enfermedad, pobreza y dolor; Jesucristo a venido a darnos vida y vida en abundancia.
Por último, quiero dejarles este texto bíblico; extraído del mismo libro de Hageo que dice:
¿No está aún la simiente en el granero? Ni la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el árbol de olivo ha florecido todavía; mas desde este día os bendeciré.
ESTA ES LA PROMESA, SI HOY TOMAS LA DECISIÓN DE RESPONDER POR FE AL LLAMADO DE DIOS, AUNQUE EN ESTOS MOMENTOS, NO VEAS NINGÚN ASOMO,NINGUNA SEÑAL, NI LA MAS MÍNIMA MUESTRA DE QUE LAS COSAS HAN CAMBIADO, EN EL REINO DE LOS CIELOS SE HA DESATADO UNA GRAN BENDICON PARA TI… Y EMPIEZA AHORA!
BENDICIONES.
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