EL PRECIO DE UNA BENDICIÓN.

“Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. Génesis 32:28”
Lectura: Génesis  32: 22-31
 “Y se levantó aquella noche, y tomó sus dos mujeres, y sus dos siervas, y sus once hijos, y pasó el vado de Jaboc.  Los tomó, pues, e hizo pasar el arroyo a ellos y a todo lo que tenía.
Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba.
Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba.  Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices.  Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob.
Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.
Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí.
 Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.
Y cuando había pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera”. 
Jacob, es el tipo de persona a la que todos generalmente admiran; inteligente, astuto, sagaz y para colmo; amado de Dios. Pero las personas, con esa arrolladora personalidad también luchan con defectos tales como la autosuficiencia, la prepotencia  y la falsa seguridad.

Pero entrando en el tema de nuestra lectura, vemos que la situación de Jacob en aquel momento de su vida, como en muchos otros,  no fue fácil; no era fácil, porque  al frente  de su camino estaba Esaú su hermano,   que se había declarado su enemigo;  con cuatrocientos hombres, dispuesto a  destruirle  a él, a su familia y a todo lo que tenia.
Era una situación de tensión, de angustia, y de incertidumbre.
Jacob, para resolver su situación, elaboro una estrategia humana; como hombre inteligente, astuto y sagaz que era; primero envió mensajeros  a su hermano, diciéndole que era un hombre muy rico, creyendo que por su riqueza hallaría gracia ante su hermano, luego,   dividió  a su familia en dos grupos: decía, si mi hermano ataca a un grupo el otro grupo podrá escapar.  … pero el sabia que  esta solución, igualmente le traería dolor ya que perdería parte de los suyos.
También,  empezó a enviar cuadrillas con presentes para su hermano, con el propósito de aplacar su ira, pensando “quizás con esto aplaque su ira y cuando nos encontremos podamos estar en paz. … pero el sabia que esta solución tampoco sería definitiva y segura.
Como cualquier hombre temeroso de Dios hizo algo muy importante que todos estamos llamados a hacer; oro a Dios pero definitivamente la solución estaba mas allá de las estrategias planteadas aquí, había que pagar  un precio; y el precio era alto pero valía la pena.
Pasos seguros para obtener su  bendición.
1.       Se despojo de lo que tenía.
32:23 Los tomó, pues, e hizo pasar el arroyo a ellos y a todo lo que tenía. 
Era el momento de dejar de confiar en sus posesiones, en sus artimañas,  en sus astucias y tretas que tantas veces había utilizado.
2.       Se quedo solo en intimidad con Dios.
32:24 Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba.
Una noche de encuentro con Dios fue suficiente para que muchas cosas en su vida cambiaran definitivamente. 
3.       No desfalleció en su lucha, hasta obtener su bendición.
32:29 Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. 
Resultados de haber pagado el precio de su bendición.
1.       Le quedo un recuerdo permanente de su encuentro con Dios.
“Y cuando había pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera. Génesis 32:31”
2.       Su problema de enemistad con su hermano fue resuelto en buenos términos.
“Pero Esaú corrió a su encuentro y le abrazó, y se echó sobre su cuello, y le besó; y lloraron. Génesis 33:4”
3.       A partir de aquel día  hubo un cambio en su andar, en su nombre y en su destino.
“Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. Génesis 32:28”.

Bendiciones.

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